Lury |
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Bienvenido al Reino de la Luz
Las puertas de un mundo lleno de perfección acaban de abrirse ante tí. Olvidas tus sentimientos de soledad, en cuanto pones un pie en la Luz te invade un calor que te cura todas tus herdias.
Observas a tu alrededor y te maravilla con cada centímetro que ves. La belleza de aquel lugar y sus habitantes rivaliza con la mismísima perfección.
Detienes tu mirada en los ojos de cada uno de los seres que te cruzas... Nadie muestra rechazo, nadie te da de lado... solo eres capaz de ver la bienvenida que te muestran.
No hay nada fuera de su lugar, ni siquiera una nube en el cielo, te das cuenta que no existen las sobras, ni siquiera te acompaña la tuya, lo único que jamás te había abandonado.
- Aquí no hay cabida para la oscuridad, en ninguna de sus formas...
Te quedas perplejo escuchando al anciano de cabellos canos, a pesar de su edad se muestra magnífico...
Sigues tu camino, no entiendes porqué te invade un sentimiento de pertenecia que jamás habías creido tener, un sentimiento de orgullo hacia la tierra que estabas pisando. ¿Ya pertenecías a aquél lugar? ¿Acabas de encontrar un hogar?
Te paras y contemplas lo más maravilloso de todo. El Palacio de la Luz se levanta imperioso ante tus ojos. sus torres parecen rozar el cielo, sus cúpulas doradas simulan ser el sol que todo lo llena. Al acercarte observas los grabados de oro que cubren las paredes de mármol, están representados todas las razas y seres que en ese reino habitan... te quedas sin aire al ver tu propia representación. En ese mismo instante se abren las puertas ante tí, te permiten entrar al palacio. Si a tí te están esperando.
Cruzas un inmenso corredor tras otro, andas temeroso de romper la perfeción que allí reinaba. Te maravillas de cada una de las estatuas, armaduras, tapices y estandártes que cubren las paredes. representaciones de antiguas batallas, de reinos ya olvidados, de criaturas jamás conocidas... incluso allí parecía que no todo había sido fácil.
Porfín llegas a tu destino, dos ángeles flanquean el arco que te permite llegar a la sala central de aquel sitio. Entras y te paras frente al ser más poderosos con el que te habías topado hasta entonces.
Su seriedad no llegaba hasta sus dorados ojos, el pelo plateado le caía sobre la espalda desnuda en ondas, su cuerpo se movía con la suavidad de una brisa, pero también con la firmeza de un trueno. Todo su ser emanaba poder y respeto.
Sin embargo, en su presencia no te sientes intimidado... solo maravillado.
- Bienvenido a tu hogar viajero... hacía tiempo que te estábamos esperando. Siéntete como en casa y se considerado como uno más. Y permíteme estar orgullosa de tu llegada.
Por fín estás en casa....
Edited by Lury - 11/3/2009, 00:06 |
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